Cantinela del condenado


 Iba silbando por el largo y oscuro pasillo. Mientras silbaba aquella melodía inventada, se preguntaba si todos los condenados silban antes de encontrarse cara a cara con la muerte. La luz lo sorprendió de súbito y aquel contraste le hizo perder el devenir de su tonada, tardó unos segundos construir la forma sombría del verdugo y quiso entonces anidar un íntimo y ulterior terror en su alma, pero el rumor del silbido que provenía de la boca oculta del verdugo le llenó de sosiego los pensamientos, ya que las notas que aquella figura entonaba ofrecían el final perfecto para la interrumpida melodía que su invención de condenado fabricó antes de que la cruel lucidez irrumpiera en el largo y oscuro pasillo... Siguió caminando en silencio hasta que la figura del verdugo se aclaró. Cerró los ojos y beso en los labios aún entreabiertos a la mujer.

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