Arqueológicamente hablando es imposible deconstruir la historia de los
faraones partiendo desde los restos embalsamados de las momias. La hermenéutica
delata el error del objeto (a sabiendas que el sujeto es soberano), quizás
hecho polvo o en proceso de putrefacción, cosa que un faraón jamás -suponemos-
aceptará para sí mismo, ya que la opulencia y el carácter divino fue menester
de su rango. Un mundo de momias es irreductible como imposible, aunque aún los incrédulos vayan a los museos a permutar la mentira más grande de Egipto y su
antigua y yerma grandeza. Falacias semejantes se permiten porque los métodos de
investigación operantes siguen siendo vedados para el experto novel en historia
faraónica que solo improvisa sus azares investigativos por medio de máquinas
deseantes promovidas por su propio cogito obnubilado. [1]Fracis Abelarthus P. Utha,
licenciado en patafísica tiene diecinueve tomos sobre la articulación ineficaz de
máquinas aberrantes que procurarían una desmitificación más próxima al carácter
decadente de los vendajes de las momias, así como tres apéndices que procuran
al lector el conocimiento llano pero suficiente para hacer vislumbrar las
maquinas delirantes que Nefertiti pudo ocultar tras su lóbulo occipital. Los egiptólogos
modernos desconocen los rituales contemporáneos que podrían practicar aun hoy
los habitantes del Cairo, si Dyehutyhubiera sido algo más que un dios falso de la agrafia. A tal insania
presuntuosa han llegado algunos de estos intelectuales sin preocuparse por los
hechos y sobre todo por los desechos el antiguo Egipto, que han negado que la
primera forma piramidal de los egipcios era la esfera, aun cuando Pitágoras por
medio del hermetismo geométrico lo demostrara a sus más cercanos discípulos hace
ya un buen tiempo. Así pues, cito para concluir este infortunio premonitorio
y evidente ante la falta de narices de los cuerpos no encontrados de los
faraones innombrables, la noble sentencia post mortem de Clinias de Aresas: “Si
un hombre no puede ver en un grano de arena toda la extensión del Nilo de nada
han servido las ciencias a la humanidad ni a los dioses.”
[1]El museo de
las momias de Guanajuato ha iniciado una demanda por difamación y hurto de
algunos huéspedes del museo. El abogado que ha tomado el caso asegura que por
lo menos dos o tres momias no identificadas en los hallazgos arqueológicos de
finales del siglo XIX cerca de Luxor no son originarias de la región si no que
proceden del México precolonial.
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