
(En honor o calumnia a "Los Vagabundos del dharma")
En el vacio de Hozomeen esta Jack contemplando espejismos del Dharma, el samsara de la vacuidad, y en el cielo azul de Paris o New York, estará danzando ebrio de lujuria Henry Miller, tratando de ligarse algún angelito descarriado por las calles de la gran metrópolis, exhibiendo su picha en las nubes migratorias de otoño...La pregunta queda abierta para ellos y otros tantos, todos deudores de Whitman...
Creo que soy un catalán proscrito que le convendría cultivarse más en lengua inglesa, leer a Melville, repasar las necedades de Toole, increpar a Mark Twain, discernir del erotismo de la obra de Lawrence (de cualquiera de los dos: David o Durell), amar secretamente a Virginia Woolf, alucinar con Bukowski o Burroughs, aprehender de memoria el inglés de cada uno de los dramas y las comedias de Shakespeare (¡Oh vanidad baldía!)... pero aun me falta indagar en la obra traducida de los novelistas checos, de Hrabal soy moroso de su tormentoso silencio de papel, solo puedo decir que me quedaron calados en el alma, ese soñador de Dite y el heroico Milos, ante Hasek debo decir vergonzosamente que no conozco aun las aventuras de su valeroso y buen soldado Švejk, solo he atisbado una breve y muy complicada historia... volveré a Joyce nuevamente, tomare de los estribos ingenua y torpemente la carrosa que le brindó Néstor al nieto de Laertes y presumiré leer el Finnegans o el Ulises (Sé que mi derrota esta anunciada por el oráculo de Delfos) releeré a Borges para enmarañarme en mi lengua castiza y tal vez me ilumine y descubra que Jack tenía razón, qué es muy nimio lo que abarcamos del vacío, que los Haikus son escamoteos irrisorios de nuestras propias ficciones, que las letras no son más que alegorías de viento y eco, que las palabra son efimeridad, que el lenguaje es un sueño robado de un dios invisible, que la nada no es la nada que creemos... pero de salto en salto, de pico en pico, reflejándome en jardines y lagos del Asfódelos (sin más brújula que mi empecinado norte en un mándala ingenuamente Cortazariano) llegaré a figurarme que estoy más próximo al Zero que al origen mitológico de un lenguaje Acadio o Sumer.
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