Tuve la absurda
idea de que nos iríamos juntos, que no tendrías prisa por partir, que serias mi perenne bastón y alegría para sobrellevar este tortuoso camino de la existencia. Pero te
marchaste sin avisar, haciendo que trastabillase en mi andar, dejando mi alma coja, con un creciente y afanoso deseo de perseguir tus pasos en el vacío.
Esta es una despedida sin respuesta mi noble hermano, mi doppelganger, mi alma gemela, espejo de la pureza y la inocencia que la humanidad
siempre ha querido arrebatarme. Espero que muy pronto el olvido nos cobije a ambos. Hoy también muere una parte de mi, para que te acompañe en la sombra y el resto de mi que ha de quedarse en la saudade, te eternice cuanto pueda en la evanescencia de mis días que avecinan. Mientras mi memoria te persista, estarás aquí, habitando y custodiando mis sueños.
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