Es evidente que la filosofía moderna ha perdido su norte, sacudida por el
nefasto auge del siglo de los faunos degollados. Miles de vírgenes ansiosas
lloran al ver como alcornoques humanistas son abanderados como faros
destinatarios a un paroxismo absolutista de la mentira, cuando es evidente que
la luz primigenia se oculta en el culo de una novicia de buenas carnes, que famélica
espera la buena presa que pueda hacerle retorcer todas sus lucubraciones
enfermizas de una vida recta y sin reproches. Todos los poetas del siglo
posterior a la epidermis causada por la monogamia, han decidido no escribir más
que tratados de vasectomía para los huevos que cultivan las moscas en sus oídos
aquejados de vértigo y silencio. Los peregrinos han decidido hacer huelga y no
dar un paso de cangrejo. Valerosos y fieles a sus incongruencias han construido
templos fálicos destinados a la enseñanza de la prudencia y los malos placeres.
No se puede creer en la reencarnación, tan necesaria, del genio de Sinope, y
menos si un par de prostitutas de alta talla han testificado en su contra luego
de huir de la escena amorosa sin pagar el cuarto, el licor y el servicio
honesto de sus coños. Un filántropo antropófago de nuestros días, pregona el
budismo copulatorio, sosteniendo fervientemente junto a su corazón el tratado
de libre comercio de excremento aún en su estado en bruto. Nada conmueve más a
las señoras que un mendigo gangrenoso de ideas marxistas andróginas, para que
le abran tiernamente, salvajemente las pieles de sus pliegues. El oráculo de
los risueños a dictaminado, afanosos días de fornicaciones intelectuales estériles,
no todo el que piensa puede sonreír y eyacular una gran idea l mismo tiempo,
quieren traer de la tumba al cadáver de la sífilis, pero su bigote ya no puede servir para la fabricación necesaria
de cuerdas para violines de un hospital psiquiátrico. Es evidente, que lo evidente
en este instante, es que toda empresa cuerda conseguida, no es más que un
espejismo de la sombra de una memoria olvidada de la mente de una entelequia
angustiada de un espectro menopáusico. Duermen ya los comentarios críticos de
los genios, porque los genios son ahora letrinas glotonas, bancos de información
cifrada para que un rey analfabeta se sienta cómodo hablando de la hambruna
psicotérmica de la población caribeña de los páramos. Don Erasmo de Fideo ha
dado un ultimátum, y a amenazado con degollar una a una las lagartijas que
salen de las fosas nasales de Epicuro, si sus peticiones no son escuchadas,
todos aquellos que se engañaron con ser sofistas, deben encender sus ojos y
tergiversar la percepción de sus recuerdos, porque no todo lo que un loco dice
en su cabeza es cierto y los sueños no son más que la razón para cambiar de
almohadones de plumas por unos de plomo y pólvora. Repito de nuevo las palabras
nunca proferidas en el lecho del señor de arena: para mantener tu cama
ardiendo, nada más propicio un eunuco y dos gráciles doncellas, bañados todos
en inflamable esencia petrolífera mientras tu, querido observador sonríes con
la picha arriba y enciendes un puro y tiras descuidadamente la cerilla ardiente
en el colchón.
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