Madrugada de un lunes...


 
Soy un inconstante, inconsciente

Un prófugo del sino, un indecente.

Aquel que jura sin moral alguna,

Que miente a la diosa del engaño,

Que cínicamente ausculta en la rosa

El veneno negro de su prosa.

Soy el holgazán que pide aplausos,

El necio que se llama sabio,

El embustero mudo, el santo huraño.

Armado de supuestos sólo sabe

Armar denuestos

Y crear bártulos entre los sordos

Y algarabías entre los mudos.

Soy de los que piden gloria en el olvido

Y auxilio pronto en el exilio,

Justicia luego de cometer yo, el crimen

Tiro la piedra e inculpo al manco.

Soy un miserable, un dios infame

Una palabra, una voz laudable.

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