¿Qué legado nos han legado nuestros antepasados? La utopía de una vaga cultura
o inexistente leyenda, la nostalgia de un reino perdido entre usurpadores e
idiotas. La vergüenza y la deshonra de ser una estirpe cobarde, resentida que
anida sus esperanzas en la verborrea caduca. Un amasijo de hipocresía,
incertidumbre y estulticia. No nos queda más que agachar la cabeza y esperar el
acto liberador del verdugo mientras escuchamos las mentiras que babean los
reyes necios, que han devorado los sueños de un porvenir de fabula. Esta tierra
desmembrada sólo espera ser cultivada con la sangre estéril de nuestros hijos
decapitados. Reino atroz de monstruos y demonios, de arpías y reptiles, de
gusanos y mendigos, de esclavos avariciosos por la condena, ojos expectantes,
saliva seca en labios andrajosos. No lloran nuestros ancestros, porque
carecemos de herencia, no tenemos padres, abuelos. Somos el vil resultado de la
infamia arremetida en esta humilde e impróspera tierra.
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