Una flor atada en
el bolsillo
De aquel otro que
no he sido,
Aquel verso que
tu boca
Nunca ha dicho.
Miro la aurora
como se mira un río
Y en las
estrellas mortecinas
Deposito mis últimos
sueños,
Aunque la calma
sea un prodigio
Que el oleaje del
universo oculta
Sigo mirando el vaivén
del tiempo.
No es aquello que
prometes
Lo que inquieta
el instante
Es aquello que
sin aviso
Conviertes en
pasado y luego olvido.
Las mañanas son
caducas vistas en el ayer
Como el amor
peregrino de dos desconocidos,
Y ese jardín de
recuerdos donde el sol
Es ya fabula y la
lluvia una mentira.
Comentarios
Publicar un comentario