Carta de un poeta enamorado




No digas que me extrañas querida mía,

No sabes el daño infame que me haces,

Mientras tú me buscas en las sombras

Solitarias,

Yo busco perderme en la noche de la tierra,

No intentes retenerme en este tedioso círculo,

Mis alas están cansadas y mi halito caduco,

No sabes la imperiosa lucha que he tenido,

Cuantas veces fui vencido, y aun así

Por tu mirar y tu memoria

Seguí en pie, hecho cenizas,

Pero mi espada se ha rendido,

Mis escudos hoy son sal.

He disipado mi suerte en altares

De locura y embriaguez,

Me he escondido en tus sueños,

En la forma luna de tu seno, pero…

Ya todo es tontería, de nada sirven

Los caminos, solo atisbo

El gran silencio, ese que el amor ha calumniado

Que mil cerrojos le ha impuesto,

Porque la dicha no es en vida, ni en la experiencia,

Ni en los anhelos, el movimiento es tortura,

Algarabía sin sosiego, embuste que no cura.

Simplemente amor, concedeme el olvido

Si realmente procuras esa palabra infame,

Demuéstralo dejando la puerta abierta

Para que pueda huir en la madrugada muda.


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