La Muerte de Bataille


Un pene erecto y ciego busca nido en la fosa sepulcral de un cuerpo femenino. Un pene transeúnte vaga por el cementerio del sexo, donde hembras cadavéricas rebosantes de una lujuria mortecina, maloliente cantan versos de Milton en el paraíso. Féretros vaginales, mausoleos anales, bocas llenas de moscarrones carroñeros bebiendo semen rancio… “el mundo no es más que un carnaval de cadáveres” exclama un mono bufón mientras sodomiza una escultura de la Piedad. El pene torpe y ciego no comprende nada a su alrededor solo quiere tierra y carne que lo abriguen, se descubre tieso y muerto, llora sin ojos frente a lapida gris del coito. A lo lejos, una llama tenue se estremece, donde dos efigies putrefactas, bailan al ritmo demencial de golpeteos estruendosos de cráneos vacios, el pene desahuciado, harto del tedio se lanza a la hoguera mientras escupe una maldición a los que aun siguen con vida y buscan redención en el acto mas abyecto de la pasión.

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