OMERGASMO 698


Soplando con fuerza como el lobo del cuento dejando caer notas poderosas que destruirían la babel del monarca mas omnipotente. La melodía entraba hasta la fibra de los huesos, los cuerpos vibraban en la pista de baile. Los dedos fugitivos emprendían la carrera sin sentido por las teclas del piano mientras el contrabajo oprimía el corazón de los más refinados y cultos vagabundos. La noche era implacable para perderse en las sacudidas del bop. Las chicas -ahora viejas tumbas- deleitaban con sus frenéticos cuerpos, rituales de seducción. El tiempo colapsaba en cada compas apresurado, fragmentado, multiplicado y obstinado en una inmortalidad vacía. Las copas de champan barato se hacían sudor en breves parpadeos de la piel. El humo del tabaco generaba una atmosfera fantasmagórica. Los músicos estaban poseídos por dioses antiguos, lejanos, extraterrenales, extra celestiales. Los discípulos se meneaban a las ordenes del ritmo cósmico de un planeta llamado Omergasmo 698... No existen partituras que puedan destruir la libertad, no aparecen juicios y morales que condenen la lujuria sonora del pasado. Aquella noche de jazz jamás vivido por el lector que se revuelve la cabeza con nostalgia y suspira en el alba de un siglo mortecino.


algo de Miles con Coltrane ¿Y qué?

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