
El mundo se fragmenta a mi alrededor
Y yo sigo imperturbable, como una marmoleta,
La briza del otoño febril no agita mi cabellera de hielo.
Las águilas no se posan en la cumbre de mi cabeza.
Sigo imperturbable mirando el horizonte, aguardando el ocaso.
Lluvia, desolación y locura, solo pido para mis postreros latidos
Ni un beso de la musa, ni el cariño extranjero.
Estoy solo en el desierto de mi mirada,
En el holocausto de mi entendimiento,
En el terror de la arena y las horas.
Tengo todo y soy un canalla,
El niño mimado de la aurora,
La promesa echada al pozo de amarguras,
mi conciencia de agua estancada,
Mi corazón mohíno ante la marejada pulsante.
Nace un dios en una constelación distante,
Muere un universo anónimo donde quizás
Tu nombre y el mío están inscritos, pero...
En el olvido, somos ángeles del olvido,
Criaturas infames asesinos del aire,
Impostores de vida, marionetas terribles.
Pero yo, solo yo, sigo imperturbable.
Comentarios
Publicar un comentario