¿Quién es Quién? La falsa leyenda de Bandini

-¡Hey tú, Bandini!-
Volteé como un acto reflejo. Aun me cuesta un poco asimilar que para muchos yo soy él. ¿pero quién es él? ¿Quién carajos es Bandini? Recuerdo que tomé aquel apellido de los libros de John Fante, donde emerge su peripatético héroe Arturo Bandini. Yo no soy ese personaje. No soy su doppelgänger, simplemente use su capote para llamarme a mí mismo en el mundo cibernético. Pero en ese mundo virtual donde todo es virtual, muchos amigos virtuales, que jamás conocieron (ni conocerán al otro que soy) adoptaron como un hecho que mi apellido, es realmente Bandini. ¿Quién soy yo para negarles el mito de Bandini? Un mito que ya se me salió de las manos, que tiene vida propia, incluso fecha de nacimiento y nacionalidad enteramente bifurcadas a las mías.
David Bandini, nació en Barcelona, en 1984, pero al igual que este mentecato que ahora escribe sus memorias ambiguas, ha pasado toda su maldita vida criado en una sociedad de pelmas, en una subcultura de parásitos doble moral, que intentan vender una imagen de pujantes y emprendedores. Omitiendo el hecho que son unas ratas andrajosas que poco llevan en su sangre de la tenacidad de sus ancestros arrieros. En sus ojos lujuriosos y ambiciosos, solo titila el asqueroso brillo judío, quizás ese brillo de antaño que crucificó en la fantasía al mismo mesías que ahora adoran, estos imbéciles llamados paisas.
Por eso me agrada Bandini, porque él, no olvida sus raíces catalanas, hasta creo que habla perfectamente aquella bella lengua. Bandini es un personaje exótico dentro el variopinto desfile de personajes que recorren mi cabeza. Y lo que lo hace más exclusivo ante todos ellos, es que, a diferencia del resto, y por más que yo haya intentado refutarlo, Bandini, No es otra impostura, porque sus orígenes no fueron pensados dentro de eso que Freud y Jung llaman inconsciente. Nada de eso, Bandini, es un producto espontaneo, que surgió por el mero azar, por el ocio, por la casualidad y que comenzó a adoptar una vida independiente de la mía, no por mi propia voluntad de independencia, sino porque el resto, o sea el mundo de afuera, ese mundo virtual, consideró que Bandini, era un ser mucho más interesante y real que lo que soy yo. Así que Bandini, es simplemente un Roomate más en esta casa de alquiler que tengo por cabeza. Y aunque yo actúe como si ese singular sujeto no existiera. Para cierta parte de los ojos extranjeros, yo soy él, y no soy yo… así que sin más palabrería digo para el otro que me llama: Si, decime… ¿para qué soy bueno?


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