Libros leídos 2017

Philip Roth, Escritor

He aquí un precario recuento de las lecturas que realicé este año que ya acaba. 

La palabra del mudo, tomo 2. (Ribeyro)

Indudablemente uno de los mas grandes y poco laureados cuentistas de todas las épocas. Julio Ramón Ribeyro entra en el parnaso de mis consentidos, lado de Chejov y Maupassant.

La gramática de la vida (Cooper)

Una breve introducción al mundo y la visión de la Antipsiquiatría, por parte de David Cooper.

Su mejores prosas (Téllez)

Un casi olvidado pero magistral escritor colombiano, autor del fabuloso cuento Espuma y nada más.

La sociedad del espectáculo (Debord)

una puñalada certera a la vida moderna y sus obsoletos vínculos con una realidad evanescente. La mirada critica de de Debord siga hoy más vigente que nunca, cuando las redes sociales juega ese doble juego de poder, donde el individuo se mece entre el confort y la estupidez. 

El ombligo de los limbos/pesa-nervios (Artaud)

Lectura delirante como solo Artaud puede sumergir a un lector que busca como yo, jugarle una chanza a la realidad obtusa.

La mujer loca (Millás)

Leído por imposición de un semillero de psicoanálisis. Quizás de los libros que menos me agradaron este año. Una prosa muy endeble, digna de la época que transitamos. Creo que no es de esperar más de un periodista que se apunta a psicoanalista. "vanitas vanitatum"

Escolios (Gómez Dávila)

Ambiguos e hilarantes aforismos, de un filosofo colombiano.

Corazón doble (Schwob)

La lámpara de psique (Schwob)

Uno de mis escritores fetiche por estos tiempos.

Breviario de podredumbre (Cioran)

Reconfortante la relectura de este libro, que en primera instancia leí en mi adolescencia. Un clásico del pensamiento moderno podría decir. Textos como: Exégesis de la decadencia o Recursos de la autodestrucción; apaciguan el encono y el tedio de soportar caminar entre esperpentos autómatas que presumen por las calles sus almas cadavéricas y sus cuerpos en constante descomposición como si su imbecilidad fuera a serles eterna.

Los papeles póstumos del club Pickwick (Dickens)

Singular novela del maestro Dickens, cargada de humor y sátira. Una pluma a la que hay que volver para entender el duro oficio de escribir, con mano firme una prosa sutil y profunda como un apacible mar.

La muerte en Venecia (Mann)

Relato de mi vida (Mann)

Tonio Kröger (Mann)

Aunque en principio empece la odisea de tomar a Mann por los cuernos, por una imposición académica, debo decir que el goce experimentado en la lectura de La muerte en Venecia, me llevo a la re-lectura de Tonio Kröger y la lectura de su autobiografía. NO quiero extender para decir que sin lugar a dudas uno de los últimos escritores capitales de la literatura universal. Una prosa más que envidiable, depurada y poética, que adentra en el alma del artista y el hombre que fue Mann.

Pura anarquía (Allen)

Agradable lectura de divertidos cuentos, que parecen pequeños clips cinematográficos, como sólo el viejo Woody puede llevar tanto al papel como a la pantalla.

La enfermedad mortal (Kierkegaard)

Kierkegaard se ha convertido en mi profeta, en mi vicio. Ávido estoy de consumir todo lo que pueda de sus pensamientos y escritos. 

Sin más, este libro  se dispone a cuestionar el estado de incertidumbre en que todo hombre se encuentra al estar con vida, ese estado de desesperación permanente en el que el hombre se debate eternamente en la mortalidad de su existencia, donde lucha por dejar de ser él mismo y por buscar infatigable y trágicamente por ser él mismo. 

Derecho a matar (Barón Biza)

Escritor maldito Argentino, tanto su obra como su vida, me producen intriga. este libro que pareciera autobiográfico es una notable manera de comenzar la pesquisa por este autor y su visión de vida.

El mal de Portnoy (Roth)

No cabe duda que cayó a mis manos en el justo instante que lo buscaba sin quererlo. Portnoy parece retratar ciertos pasajes de mi vida con respecto a mis encuentros fatídicos con el genero femenino. en momentos recordé a mi adorado Henry Miller. Un escritor al que espero volver con prontitud.