Tu que te levantas cada mañana y reniegas del sol, cansado de un nuevo día,
de una nueva y mortecina ilusión.
Tu que pasas las noches insomne intentando franquear la espesa y seductora
negrura que te susurra un misterio. Tu que estás cansado de mirar todo el
tiempo la eterna pesadilla de existir. Esa maldita pesadilla que aun te hace
soñar, ese único y ultimo sueño que no te permite descansar, ese que dibuja en
tu rostro casi inexpresivo la perversa sombra de una sonrisa. Y te sueñas caer
de muerte en muerte como Altazor.
Tu que no encuentras ya eco alguno en esos rostros huecos de los otros que
ves en el abismo de sus vidas autómatas, que te acusan, te condenan y te olvidan…
Tu que te cansaste de los actos circenses de la vida, de las piruetas de
payaso, de los trucos de ilusionista.
Tu que tienes la boca como un desierto de escupir en lo sagrado de la
cultura y de hastiarte de lo profano que no es más que una moneda de una misma
cara.
Tu que renegaste de tu estirpe, de tu oprobiosa herencia, de tu incierto e
irrisorio porvenir.
Tu que descifraste el mutismo y el vacío que esconden las palabras y los
gestos. Harto ya de los discursos de poetas y profetas que prometen el caos
celestial.
Tu que alguna vez te escabulliste en subterfugios literarios, que adoraste
falsos dioses, que creíste encontrar en los libros un consuelo.
Tu que repetiste tantas frases ajenas, en las que acunaste la ilusión de
compartir un malestar colectivo, ese malestar que ahora te asfixia y te hace
caminar tan lento y solitario, ese malestar que te hace perder el hilo de las
cosas y tú por desgracia no tienes la gracia de ser amante de Aracne. Porque
has preferido olvidarlo todo, aunque los recuerdos se agolpen como un muro,
pero ¿a ti ya eso que te importa?
Tu que ya no tienes el corazón roto, ni remendado en mil pedazos. Tu que ya
no eres un romántico como el joven Werther, aunque te seducen locamente sus
actos. Tú ya no tienes tiempo para eso, pues tu corazón es un péndulo que marca
las horas plenas de tu clausura.
Tu que estás cansado de gritar, de guardar silencio, de obedecer, de ser
rebelde, de cuestionar y asumir los hechos y las especulaciones, de romper la
norma, de excederte en los excesos, de amar y ser amado, de golpear y ser
herido, de jugar al sabio y hacerte el tonto.
Tu que estas harto de este mundo de las ideas cubiertas de materia. Tu que
te cansaste de todas las filosofías. Tu que creías ser nihilista, pero ahora lo
niegas todo y te lo repites ante la soledad que te mira en las sombras. Porque
tú no eres nada. Porque simplemente NO ERES.
No eres esa suma improbable entre infinitos ceros.
No eres la materia ni la antimateria oscura que gobierna el universo.
No eres parte del tiempo, ni de las cosas, ni de los recuerdos.
No eres el hijo de nadie. No tienes padre, ni nombre, ni madre, ni ley.
No eres un barco a la deriva pues no hay un mar ni un oleaje que te lleve a
sitio alguno.
No eres una historia digna de ser contada, y, sin embargo, como vez acá
estamos…
Tu desengañado y yo en calma, siempre he estado aquí aguardando toda tu
vida este encuentro.
Yo que he esperado esta mañana soleada donde ya tan solo nos separa esa
delgada línea que se agita con este viento vespertino.
Ven… ¿Qué esperas para dar el siguiente paso y estar juntos al fin?… Ven…
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