EL FARO NECIO

W. Turner

(A mis tristes amigos)

Estaré siempre en contra de la marea, contemplando a los navíos siendo devorados por el huracán del tedio y las aguas del inconformismo.

Navego a la deriva sin esperanzas de llegar a tierra firme, ese lugar donde los soñadores se hacen durmientes, ausentes remeros que se ahogan en la sal de la arena, dorados bajo el sol en las playas del aburrimiento.

He visto morir a viejos marineros en aquel conformismo, seducidos por la monstruosa Escila de las ilusiones, por aquellas sirenas de cabezas doradas y fétida cola. Consumidos por una absurda ambición, con sus rostros demacrados y sus cráneos vacíos, engullidos por el remolino que conduce al olvido de aquel mar sin memoria que es toda la pobre historia del hombre.

He escuchado los ruegos moribundos, los reproches de todos los marinos que han perdido la fe en el océano y rezan por volver cerca de las tumbas de sus antepasados y olvidarse de la infinidad que promete el navegar sin rumbo. Temerosos de lo desconocidos, ingratos ante la maravilla de lo incierto, merecen volver a sus apocadas vidas muertas, para zanjar junto con los bueyes las líneas de un cultivo infértil, de un fruto marchito.

El eco de las maldiciones, es el rumor que enaltece mi fuerza, es el susurro de su inevitable y suplicante olvido.

He de ser ese faro necio que ilumine de sombras y corrompa los Nortes... 

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