LA CONFESIÓN DE UN SOFISTA

Se me tañe de embustero
Porque fui siempre sincero
Porque me oculto en el prisma
De una verdad que es sofisma.
Porque descreo de lo que creo,
Porque creo en lo que descreo.

Cansado del eco de los necios
De los humores y logos recios,
De la palabra marchita,
De la forma bonita,
De la sonrisa del tigre, del zarpazo humano
Porque en todo hombre hay de bestia y tirano.

Y es la palabra mi daga y mi escudo
El lazo que en mi cuello hace nudo,
La puerta de salida y encierro
Las alas de plumas y de hierro.

Soy el hijo de la sospecha
Que merodea y asecha
Desde el titán hasta la hormiga
En esté instante que hostiga.

Sin credos más que mi credo,
Soy el remedo de un remedo,
Soy el reflejo fatuo sin espejo,
Que acercándose, me alejo.

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