EL COBERTIZO DE LAS GACHÍS





...Me la piraba con la gachi para magrearle ese culamen que me tenía loco... me importaba tres cuernos que la chica fuera la hija de la portera. ¡A la mierda con eso!… yo solo quería darle palustre a ese coño rechoncho y felpudo, hacerla aullar aun en las tardes de verano como la loba enferma que era…. porque la gachí era toda una fiera, una fiera indómita que olfateaba pichas a kilómetros, era toda una ternera, la gran mamona de la calle Launfard, le gustaba tragar a la cochina, pedía leche como un crio famélico, me dejaba seco, hecho polvo, pero mi picha sufría un extraño encanto con sus mamadas, se quedaba tiesa por horas aun cuando en mi bodega no quedaba ni una gota… alguna que otra vez tenía que brindarle una meada copiosa para dejar satisfecha a la golosa, era una jodida macarra que jamás quedaba satisfecha, eran mis primeros años con las hembras y pensaba para mis adentros que como esta tipa no había ninguna que ordeñara de tal modo, pensaba que pocas, habían tragado tanta leche como ella… que equivocado estaba… con el pasar de los años comprendí que este mundo es una repugnante vaqueriza, plagada de estiércol seminal y lechoso, donde sedientas pelanduscas hacen fila para chupártela hasta que te estallen los huevos. Les vale chorro si brindas amor o no, ellas solo quieren tu leche, mantener tus huevos calientes para qué vomites su leche es la única preocupación, esa la verdadera seguridad de que tanto te hablan, de esa mierda que te aseguran conforma el hogar, no es por conformar una estúpida familia infecta de críos lelos como tú o como yo, no, no te la creas, a esas putas solo le interesa el elixir que salvaguardas en tus cojones, para eso se inventan esa bazofia, esa patraña del amor… pero es mentira, para que caigas de culos en sus redes cabrón, para que tires por la borda la jalandria… a traes perdida, majaretas… en los embrollos de las gachís no sirve de pija ser Teseo… que chupen las terneritas en el ritual de Selene… mientras que tu polla escupe con rencor el veneno de tu leche podrida y maldita… estaba harto de cascármela por cenicienta, no podía pensar más que en ella, en la hija de la portera me la halaba… me atrapaba la trompeta en ese espacio vacío de sus tienes torcidos... Creía estar enamorado… flotaba en las nubes de una mamada celestial… yo era un palurdo que aun me cagaba en los pantalones cuando una cornuda me mostraba el relieve sutil de un pezón impreso en un pecho abundante y flácido… era un chaval idealista, un puto romántico, un cabrito que fantaseaba con la jodienda, que se la meneaba noche y día como un idiota, fisgoneando por la rendija del retrete… viendo a la tía Clara bufar, relinchar y dar patadones, acariciarse el chocho, mientras se le brotaba la vena para soltar un sorete descomunal que la traía estreñía por semanas…caía el misil en la trinchera a la par que estallaba mi munición sobre la puerta…de rodillas, añorando quilarmela mientras hacia su mierda… pero estaba hasta el cuello de las pajas, no quería mas eso… quería un amor de verdad, de esos que leía en las novelitas rosas que mi madre guardaba con tanto recelo bajo el colchón, ocultándolas temerosa del ojo impasible del pureta de mi padre… pobre mujer, ella al igual que yo, demandaba el amor que le pintaban es sus novelitas… pero en cambio recibía golpes y humillaciones, que con el tiempo aseguró a todos, a modo de epifanía, que eran caricias, muestras imborrables del profundo amor que mi padre inocente como un jumento le profesaba, de la única manera que sabía, con violencia y brutalidad...


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