Es fácil considerar un asesinato y llevarlo a la practica en el imaginario.
Pero trascender al acto, ¡Ah, cosa jodida! Tiene que tener uno, unas bolas de
acero y la sangre fría para acabar el negocio de buenas a primeras, de manera
certera, sin meditar mucho, sin filosofías, sin ninguna de esas mierdas que le
jode a uno la cabeza. Pero la vaina no es como hacer tortillas, la vaina es
peliaguda y más aun cuando uno tiene que cargarse con una puta hembra que para
colmo este jodidamente deliciosa, ese tipo de putillas que uno quiere darles
caña hasta que se le pele a uno el mango y el pitillo ya no quiera escupir mas
su miasma dentro de su orto… ¡Pero que mierda! aquí estoy esperando bajo el
porche, fumándome un cigarro que no sabe a un carajo, congelándome en esta
noche criminal, sin luna y cómplice. Aquí estoy mirando sin ver, hacia todos
lados, haciéndome el idiota, reprimiendo las bagatelas que te hacen reflexionar,
preocuparse por lo que aun no has hecho pero que inevitablemente sabes que vas a hacer. No tengo otra salida, tengo que matar a esa malparida, aunque la quiero,
si, la quiero, me la quiero joder hasta en los mismísimos infiernos, porque esa
desgraciada patisuelta, me tiene loco, esa cadencia de sus nalgas me ha tirado
por azar macabro hasta este punto del destino. Estoy a la deriva entre hilos
divergentes que me halan en todos los sentidos, soy un títere sufriente, que no
tiene a donde ir, sin alma propia, vacio por dentro, cubierto de sentencias, de
manos ajenas del destino. Porque esta vida me tiene de los huevos, nos tiene a
todos danzando en la paila, si no que hay unos mas huevones que no se la ven
venir y creen que ya compraron el paraíso con cualquier menuda. Como muestra la
pobre perra, que me voy a mandar dentro de un rato, esa pobre miserable no
tiene ni la más puta idea de que la pálida huesuda, pronto, muy pronto se la va
a llevar de paseo a la otra acera, si así, la reinita de la soberbia, en esto
se va para el papayo… la veo venir, y para qué negarlo, mi pija se emociona, es
que esa vagabunda refinada está muy sabrosa, que desperdicio, pero en fin, se tiene
que morir, así la agonía de ambos acabara esta noche... –Y porque odia a su
madre- pregunta el terapeuta -¿Qué mierdas está pasando? ¿Quién soy? ¿Dónde estoy?
Ahhh, ¿quién me ha cortado el pene?... –Tranquilícese señora Tropos, acaso no
recuerda, que simplemente estamos haciendo un ejercicio psico-dramático donde
le propuse que adoptara una identidad masculina y que fabulara una historia
donde vinculara la relación con su madre- dice el terapeuta intentando tranquilizar
a la anciana que esta postraba sobre la cama –Así es señora Tropos, tómelo con
calme, recuerde que solo estamos haciendo un pequeño juego, fue usted quien se
apodero libremente de la historia, pues queríamos intentar traer recuerdos
lejanos de su madre muerta hace tantos años, cuando usted era aun una pequeña,
¿lo recuerda?- la mujer completamente desorientada, perpleja y acabada, plantó
su mirada fría y ausente y respondió: déjese de pavadas, viejo cabrón y devuélvame
mis huevos o voy y le corto los suyos.
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