"Good-bye my Fancy!
Farewell dear mate, dear love!"
W. Whitman
Me deleito en la lujuria de los sábados de Resaca, cuando te levantas como
un poste, luego de una noche de juerga, hinchando los huevos viendo contonearse
a las mininas en celo que recorren los bares al asecho del peor postor, menos
tú. La admiración a distancia es lo que me sublima, lo que sacude mi poesía,
fantaseo entre sus carnes, hurgando en sus culitos caprichosos y tiernos como postre
de nata. Bebo para parecer interesado en otra cosa, divago entre chistes
obscenos, temas anodinos de cátedras podridas, discursillos prostáticos para el
público presente, y no falta, la mala noche que logre pescarme un ligue, que
una zumbambica caiga como abeja en las mieles de mi verborrea delirante de
alcohol y deseo. No tengo más remedio que dilapidar la lujuria postrera, la
libido del mañana, con la putilla de turno, todas mis fantasías lubricas se van
a la mierda y me someto a la triste copula, la enfermedad hereditaria de los autómatas,
mi picha escupe por decoro y con desgano –algunas veces no-, vuelve a su
miseria como un zombi, fastidiada de su labor endémica. Al claudicar la faena, luego de malas horas de
sueño incomodo, porque ese otro cuerpo ajeno te estorba como mil demonios, y no
puedes siquiera tirarte libremente una flatulencia. Me levanto perturbado,
hecho una jiña, repudiando ese carácter errático que todos atribuimos a la
pulsión y que yo prefiero culpar a la pereza. Pereza de no seguir el juego,
pereza de dar explicaciones, pereza de que te miren como un bicho raro y
empiecen con habladurías. Pero al otro día la pagas, debes cargar con la resaca
del remordimiento y con una terrible nausea que desearías vomitar sobre la
amante de turno. Pero vuelves y te reprimes y con la boca echa una porquería,
haces un último esfuerzo y le das un beso de despedida, mientes y le dices que
pasaste una noche fantástica –cuando la realidad fue de pesadilla-, a esa
desconocida, que esperas no ver nunca más y de la que maravillosamente al poco
tiempo no guardas ni el mas mínimo recuerdo, como si todo hubiera sido un mal
sueño del que no tienes una pisca de claridad.
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