Agudizo mi vista, y tiemblo ante lo que veo, son monstruosas figuras literarias, amorfas efigies compuestas en versos malogrados, poemas que algún idiota anónimo lanzo al mar...he de aferrarme a mi papel de estafador de versos y escuchar los susurros miserables que trae el oleaje producido por sus tentáculos. Seré valeroso y no caeré en su trampa, no permitiré que mi prosa heroica se haga verso ampuloso de....

 

Yo solo veo un par de nalgas que se aproximan hacia acá, que rico fuera meter mi cara por entre su raja

 

Acaso no puedes ver con claridad Kinch, claro es que veo aquella sirena que supone ser mi musa esta placida noche de penas, pero no te engañes, kinch, esa es una quimera, si te dejas llevar por esas carnes prietas te perderás en el abismo de sus nalgas, por ese lugar oscuro por donde miles de marinos han entra y ninguno ha salido, no caigas en sus redes, ese portentoso culo femenino, es tan solo un espejismo, una artimaña para llevarte a sus confines y devorare y hacerte mierdra.

 

Ladra, ladra, ladra perro cochino, tu hijo abortivo de la prosa malsana, tú que a todos, señalas de jesuitas y mojigatos, tú el más ruin de los proscritos creyentes, ladra, ladra…

 

¿Por qué quieres que ladre? Yo no soy un perro

 

Tú, poca cosa, esperpento sin talento, remedo de escritor, papalinas errático y libidinoso. Tú no eres un perro, no eres nada… quiero que ladres porque hablar ya no sabes, tu lengua es babosa y ni siquiera a mi me conmueve, debes intentar nuevos trucos, olvida escribir para alguien que sepa leer, escribe para (…)

 

¿Y a quién he de ladrar? ¿A esa gata que ronronea en el tejado?

 

Ladra, solo ladra, ládrale al mundo entero si tú quieres, a todas las sucias gatas de los tejados, de los moteles, de las ruinas, a la lluvia, a los galenos, a las palomas, a los llantos de un bebe y a la madre que murió en el parto. Ládrale a los ojos de los muertos que nos miran con recelo, ládrale a la puta vida, a quien tú quieres joderte por el culo…

 

No quiero ladrar, quiero revelarme ante tus órdenes, que son las mías, yo soy tu voz y tu eres el eco de mi pensamiento deformado. Por la caverna enmarañada de mi cerebro atrofiado por la cafeína y la absenta, aúllan lobos solitarios y no perros vagabundos, lobos que muerden todo pensamiento sano que aun habita temeroso en mí, y al final el mundo en mi cabeza será como en génesis del tiempo, solo oscuridad y frío.

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