Suena el rugir de
la noche moribunda
Y las azucenas de
sus cabellos han caído
Los buitres
aguardan en la cornisa
Un suspiro de
ciudad brota lentamente
Del estertor asesino de chimeneas de cristal.
Los ciclopes
obreros galopan sobre el puente
En los lavabos se
hacen apuestas de muerte,
Victoria tiene
todas las fichas para perder,
No es un buen
augurio ver la pálida luna
Antes de morder
la cola del mustio bacalao
Ya que el vino se
evapora en las horas prometidas
De poetas y letrinas,
que retumban
Por los abortos tormentosos
de las ratas.
Un feto de ángel
agoniza al borde de los rieles
Bajo los crisoles
de bares aledaños a la morgue
Se llega el tren
de vagabundos
Un tacón de fina
rubia se quiebra en la carrera
Por la estación negra
estercolera
El vapor inunda
el cuarto de espera, un viejo
De cuclillas lee plácidamente
los obituarios
De mañana.
De mañana.
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