Aniversario de un inmortal


Es inevitable hacer un alto en el camino para evocar a aquel coloso inigualable de las letras. Aquel Ciclope que aun en el trasegar del tiempo sigue inmarcesible como un faro que guía a náufragos como yo en el mar insondable de la literatura. Pocos son los nortes literarios ante los cuales mi admiración jamás declina y aunque diversos nutren es te absurdo mundo de ensoñación y fantasía. El sino trágico de la realidad es coloreado por la infinidad de corredores que nos permite ver el genio en sus relatos, el misterioso reflejo del otro que se aparece en el espejo y nos mira con recelo, la eternidad aferrada al olvido, el tiempo como traición y quimera, la vida como una alegoría de los libros… también su recuerdo anuncia una desgracia, la insignificancia del saber en una vida y el refugio de saberse infinito si superamos el prejuicio de ser un único hombre y volvernos el primero y el ultimo, un inmortal que ha perdido la memoria como castigo del gran Cronos. Podría figurar también un supuesto coqueteo a las sabias matemáticas, de números que jamás se repiten, a las físicas más profundas, al paralelismo de mundos sostenidos en teorías cuánticas, pero su voz era poesía, el lenguaje más bello para narrar aquello que nuestro aturdido entendimiento no nos permite ver con nuestros ojos engañosos… Hoy quiero hacer un alto en el camino en el aniversario de un inmortal, llamado Borges.

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