Una Deuda Literaria


Cuando todos los personajes de su novela parecían liquidados por un terrible olvido o por simple aburrimiento. Llego una carta a la puerta esa mañana de primavera. Hacía meses que no recibía una, sus padres habían fallecido hace años, su hermana le había olvidado y no conocía su paradero, no tenía amigos, y su editor preferia telefonearle a enviarle algun mensaje por correo. Sus libros eran su únicos compañeros... ¿quien entonces podía haberle enviado esta misteriosa carta? No llevaba escrito el nombre del remitente, el sello que llevaba parecía proveniente de un país jamás visitado. Con impaciencia abrió el sobre, sacó la delicada hoja de un fino papel de arroz, igual a las que solía usar él mismo cuando era más joven y tenía alguna amante a la cual dedicaba absurdos versos de amor... aterrado se percató de lo inverosímil de la situación, esta carta había sido escrita con su puño y letra, está fechada 16 de abril de... el mismo día cuando había comenzado su inacabada novela. No podía negar que era su letra, pero por más que volvía su mente a aquel pasado no alcanzaba a recordar en qué momento y las razones por las cuales había escrito esta carta. Otro asunto tenebroso que encontró al volver la vista atrás fue que por ese entonces vivía en Paris y no en Praga como ahora ¿cómo era posible que esta carta llegara a sus manos luego de tanto tiempo y con el desconocimiento pretérito de su residencia actual? Trató inútilmente de encontrar la triquiñuela, el engaño en todo esto, pero por más que releía y admiraba la frase allí escrita más seguro se sentía de su propia autoría. Luego sin entender el porqué sentado frente a su escritorio comenzó a repetir insondablemente entre sollozos y lagrimas que vertía sin consuelo aquella frase que tenia ante sus ojos: POR FAVOR NO NOS MATES.
Dos semanas más tarde su editor recibió el manuscrito acabado de la novela y la notificación del reciente suicidio de su autor.

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