Apología de un fracasado


Solo se puede escribir sobre personajes acabados porque estamos acabados, porque somos todos una partida de fracasados, suicidas, idiotas, lelos, esperanzados. Nadie puede tirar la primera piedra, solo los inmortales, si aun estamos con vida estamos sentenciados a la miseria de existir, a la carga del sufrimiento, la gran piedra de Sísifo, el trasegar sin sentido, trabajar como un burro por un coño, para soñar con un mundo feliz del otro lado del barrio. Soñar con eso que solo existe para los poetas, los locos y los vivos. Para los muertos solo hay muerte, muerte y silencio. La vida y su bullicio nos tiene hasta el cogote, nos hace cometer locuras, la peor de todas es seguir con vida y creer que existe un propósito para ello. Estamos acabados desde la medula, una historia sempiterna de fracasos. El triunfo no es más que el final de la lucha, el triunfo no es una corona de olivo, ni mil arcas repletas de oro, ni los coños más dulces de la tierra, el triunfo está en la fosa, en el silencio, en el vacío y el olvido.

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