Interferencia



Ningún movimiento que hagamos podrá volver a hacernos humanos, el sendero trazado se ha dilapidado en la tormenta. Solo queda seguir sin rumbo atados a la enfermedad que nos devora con cada bocanada. No tenemos porque emprender la lucha, pero vamos cabizbajos al matadero, debemos rendir tributo al gran Thanatos y dejar que sus hijos nos destrocen a través de los ciclos. La luna omnipresente santificara el sacrificio, el tiempo saciara su panza de escasa arena. Volveremos a la vida, renovados, a la tierra lubrica, como frutos perennes que se anidaran en los labios dulces de afrodita.

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