JOE NADIE


Quisiera ser alguien bueno como dice la letra de Lou Reed, pero el cretinismo agudo y mi ángel enfermo de cirrosis no me lo permiten. Quiero encontrar la cura a mi peregrinaje en los labios dulces de una cortesana, recitarle mis versos mórbidos y gastados para sacudir esta puta cabeza mía. Esa cabeza que entregaría en un plato de oro oscuro como Caravaggio. Pero mi vulgar destino me arrastra en su marejada a sórdidos parajes donde ingenuamente creo ver la flor sagrada o la piedra filosofal. Veo salir el sol en la madrugada y mis ojos sucumben frente aquel encanto mortuorio de la noche suprema. No puedo detener mis pasos sigo el sendero que conduce al rio donde lavare mis pecados nocturnos, amor y odio serán uno, experiencia y vitalidad, muerte y vida… colapsare un instante y me sentiré inmortal. Hablare con las almas nobles de los elevados poetas, beberé el cáliz de la exhumación, danzare con las parcas y besare a sus tarántulas, forjare un hilo dorado que el tiempo de la arena innombrable no pueda roer. Robare el escudo de Perseo y el bajel de los argonautas, visitare nuevas y misteriosas tierras donde los hombres no sean más que fabulas narradas por aedos mudos y el mundo una utópica esfinge de humo rojo.

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